miércoles, 11 de noviembre de 2009

Abrir puertas protegidas con magia

A lo largo del juego te encontrarás con varias puertas que están protegidas con magia. La primera de ellas aparecerá en la biblioteca secreta del monasterio, pero verás alguna otra más adelante del juego.

Para poder romper el conjuro que
protege estas puertas necesitas un conjuro (pergamino) para destruir campos de fuerza.

Uno de esos pergaminos lo puedes conseguir del maestro Cyrus. Una vez lo tengas, es bastante sencillo de usar, al igual que el resto de conjuros basta con aplicarlo justo delante de la puerta y el campo de fuerza desaparecerá.

Truco - Usar el arco

El arco es un arma que os puede resultar muy útil si sabéis como.

A parte de poder disparar a los enemigos a cierta distancia, lo más normal es que no efectúe un daño tan importante como para que sea un arma decisiva.

Por contra, sí os puede decir con cierta antelación los enemigos que os podéis encontrar por el camino, al resaltar los objetivos que tiene el arco a su alcance. Si hay un enemigo delante y el arco puede alcanzarlo, este os lo indicará cuando paséis el punto de mira por encima.

Esto os puede ayudar sobre todo cuando os encontréis registrando un bosque o de noche.

Caminar por el tejado

Tanto en el monasterio como en Ciudad Puerto podréis subiros al tejado para acceder a ciertos sitios que, de otra forma os costaría mucho.

Este sistema os permite evitar a un guardia que no os deja pasar o para acceder a una habitación de una casa habitada.

Puedes subir al tejado de dos formas. En el monasterio hay la opción de saltar desde lo alto de unas escaleras hacia uno de los tejados. Una vez ahí... ya sólo te queda correr por el tejado y saltar de un edificio a otro. En el puerto, tendrás que buscar un tejado bajo y de un salto subir (tu personaje se quedará agarrado y subirá al tejado). Este truco te permitirá entrar en el almacén del puerto sin pasar por el guardia y evitar al ogro que custodia una alacena.

Los Gnomos

Los Gnomos son pequeños seres aparentemente poco peligrosos. Y hay que remarcar lo de aparentemente, porque te pueden llegar a complicar la existencia.

En comparación con otros enemigos que puedas encontrar, los gnomos no llegar a hacer mucho daño de golpe. El problema suele venir cuando te encuentras con un grupo de ellos y proceden a atacarte desde varios lados.



La forma más común que tienen de atacar es lanzándote objetos a cierta distancia. Lo mejor es intentar mantener a todo el grupo en la misma línea, para que cuando te defiendas de uno, también lo estés haciendo de los objetos que te lanzan los demás.

Así que, en este caso, no intentes hacer el héroe y lanzarte en medio de un grupo de gnomos con la intención de repartir espadazos a diestro y siniestro. Lo más probables es que dures poco.

En la partida, encontrarás alguna misión que te hará enfrentarte con ellos. En nuestro caso, cuando salimos del monasterio hacia la granja situada un poco más la sur, tuvimos que ayudar a los monjes a defenderse de un grupo de gnomos que los estaba atacando. El hecho que tengas que cumplir la misión no implica que debas enfrentarte tú solo al peligro... atrae a los gnomos hacia la zona donde están el resto de monjes y ellos te ayudarán.

Adentrándote en las ruinas

Las ruinas tienen muchas sorpresas esperándote.

Algunas de ellas ya las hemos visto en otros comentarios, pero también tienes monstruos esperando a que abras una puerta o unos barrotes.

Tras pelearnos con unos cuantos de estos bichos, nos hemos dado cuenta de varias cosas:
  • la primera, es que suelen ser muy agresivos en un primer momento, por lo que hay que tener mucho cuidado los primeros instantes del combate.
  • la segunda es que resulta más o menos sencillo acorralarlos contra una de las esquina de la habitación, cueva o caverna en la que os encontréis y, de esta forma, quedan más indefenso a vuestros ataques.
Una mala idea es intentar retenerlos justo en la puerta de la habitación que hasta hace un momento los retenía. Lo más probable es que con alguno de vuestros ataques entréis en la habitación y queden vuestros flancos al descubierto. Lo mejor es dejar que os sigan hasta un espacio más abierto, para luego acorralarlos contra una de las esquinas.

Aunque resulte obvio, este consejo sólo es válido si os enfrentáis a un único enemigo... en el caso de ser más, es recomendable que uséis tácticas alternativas.

Conociendo al Don

A estas alturas del juego, ya va siendo hora de conocer al Don... al menos tenemos varias misiones que nos llevan hacia él, así que... como nada nos ata ya en Ciudad Puerto, partimos de nuevo hacia el pantano para ver si logramos conocer al Don.

Ten cuidado con lo que haces, porque en función de tus primeras actuaciones con la gente del Don... sí, esas que cuando estabas aprendiendo te hicieron meterte en líos, meterte con la gente menos apropiada, coger lo que no debías, etc... puede que te deparen un recibimiento poco agradable.

Puede que si al comienzo de la partida no hicieses muchos amigos entre la gente del Don, tengas que reiniciar la partida para comenzar con mejor pie. Otra solución es volver al monasterio y dejar de lado el mundo del Don Esteba, ya podrás volver en otra partida, con otras decisiones, etc...

Esto no quiere decir que no puedas terminar la partida, pero sí te perderás alguna de las misiones que el Don tiene esperando para ti.

Las habitaciones de los guardias de Ciudad Puerto

Cuando accedes a la ciudad te habrás dado cuenta que los guardias tienen algunas habitaciones en justo al lado de la puerta.

Si intentas entrar en ellas, rápidamente aparecerá un guardia y te invitarán amablemente a salir.

Una forma de entrar es esperar a la noche, donde tan solo tendrás a un único guardia que custodia la puerta. Si accedes primero a la habitación que hay a la derecha de la puerta, subiendo unas escaleras, el guarda te seguirá. Salta por la ventana al exterior y corre hacia la habitación que se encuentra al otro lado de la puerta.

De esta forma, el guardia tardará en darse cuenta, tendrás tiempo de sobra para abrir la puesta y los cofres que encuentres.